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DESCUBRIMIENTOS


DESCUBRIMIENTOS

En 1902 propuso al gobierno un plan para que el Observatorio realizara la carta de Colombia, con métodos astronómicos, partiendo de la latitud de Santafé de Bogotá. El proyecto fue aprobado y se creó la Oficina de Longitudes, bajo la dirección de Garavito. Esta entidad se encargó de delimitar las fronteras del país y de publicar mapas generales y regionales de Colombia. Por lo que intervino decisivamente en la elaboración del mapa geográfico de Colombia, recurriendo a ingeniosos procedimientos que reemplazaban la ausencia de vértices geodésicos mediante el uso de vértices astronómicos, referidos y fijados por coordenadas a las ciudades y poblaciones más importantes del país y recurriendo a cambios de señales entre el Observatorio Astronómico y las estaciones telegráficas de cada una de tales poblaciones.
Como astrónomo del Observatorio, del que fue director durante 27 años,​ realizó numerosos descubrimientos útiles, tales como la ubicación latitudinal de Bogotá, los estudios de los cometas que pasaron por la Tierra entre 1901 y 1910, este último, el Halley.
Su aporte más importante fue el estudio de la Mecánica celeste, que finalmente se convertiría en el estudio de las fluctuaciones lunares y su influencia en los comportamientos temporales, climáticos, hídricos y de los hielos polares, así como el análisis de la aceleración orbital terrestre, asunto que sería corroborado después.
También trabajó en áreas como la física óptica, labor que quedó inconclusa a su muerte; y la economía, gracias a lo cual ayudó a recuperar a su país de la guerra civil que pasó por su época, dando al papel moneda valor efectivo y no convencional. Para ello, realizó conferencias y congresos de economía, además de estudiar los ciclos de la riqueza y las influencias humanas que afectan la economía, tales como la guerra o la sobre población.
Posteriormente, fue jefe de la Comisión Corográfica, creada con el fin de promover el desarrollo de los ferrocarriles colombianos y la delimitación de la frontera con Venezuela.
Como docente, Garavito fue profesor de cálculo, mecánica racional y astronomía, cátedras que conservó hasta su muerte.
Se opuso a la Teoría de la Relatividad, probablemente por opiniones vagas (pues no la estudió en profundidad), opuestas y contradictorias acerca de esa teoría y su influencia en la ciencia clásica; además de la condena de ciertos sectores del clero colombiano, que en su condición de creyente acató. Fue representante de la ciencia colombiana de finales del siglo XIX y comienzos del XX: estaba, por un lado, parcialmente aislado de sus colegas en otros países -jamás asistió a un congreso internacional- y por otro, se encontró en un ambiente cultural interno completamente apático e indiferente. Poseía una admiración por la mecánica newtoniana y llegó a creer de buen modo que la mecánica celeste ya había dado su última palabra en desarrollo. Igual opinaba de la ciencia astronómica (1920).

Cráter lunar


Fotografía del cráter Garavito (Misión Lunar Orbiter)
La Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional (UIA), reunida en Moscú (Rusia) en 1958, inició el proceso de nomenclatura de los accidentes y detalles que ya se iban conociendo del lado opuesto de la Luna, el que nunca se ve desde la superficie de la Tierra.
Ya para el inicio de la década del 70, los innumerables detalles de esa otra cara de la Luna exigieron una consulta a nivel mundial para proponer nombres, de manera que el Observatorio Astronómico Nacional envió una lista, de la cual fue escogido el nombre de Garavito, cuyo trabajo sobre la Luna había sido citado por Brouwer y Clemente en 'Methods of Celestial Mechanics', en 1961.
El nombre de Garavito fue aceptado durante la reunión de la UIA celebrada en Brighton, (Inglaterra), en 1970, y le correspondió un cráter del lado de la Luna oculto a la Tierra, situado en las coordenadas selenográficas de latitud 48° al sur y 157° de longitud oriental. Para ese entonces era el único latinoamericano con ese honor

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